Decidí volver.
Cuando uno está estudiando en un ambiente internacional, hay
gente que decide quedarse y personas que deciden volver a sus países. Entre
esas personas surge lo que acabo de bautizar la teoría de los dos cobardes.**
Los que se quedan buscando grandilocuencia y proyectos infinitamente
importantes para la humanidad, buscando el reconocimiento de las grandes mentes
del momento, ven a los que se vuelven como cobarde-mediocres. Personas que
tienen miedo a ser grandes, personas que no les da el cuero para quedarse y
producir avances que cambien el juego.
Por otro lado, los que vuelven muchas veces ven a los que se
quedan como personas que privilegian su ego, prefiriendo figurar en alguna
patente importante antes de dar su saber a los suyos. Esos son los ególatras
cobardes, los que tienen miedo de volver porque creen que triunfar en sus
países no es triunfar.
De manera análoga, en los países como la Argentina, cuando
una persona viaja al exterior para estudiar (en general a EE.UU. o a Europa),
comienza el rumor de “este no vuelve” y cuando vuelve empiezan las teorías sobre
por qué lo hizo. Encuadrando a los que vuelven en la figura del cobarde-mediocre.
Relacionado a esto, en una de las tantas charlas nocturnas con
vino de por medio que tuve, Salim, uno de los socios de la universidad,
filosofaba sobre la diferencia entre decidir y elegir. Su punto era que cuando
uno elige descarta. Si la pregunta “¿Por qué elegiste X en vez de Y?” tiene
una respuesta, es elección. Si no la tiene, es decisión Mas allá del
significado de un u otra, la diferencia principal es que ante un cambio en las
razones de la elección esta se cae rápidamente. La elección es más débil que la
decisión. La decisión, como no tiene razón concreta, sólo tiene pasión, es más
difícil, si no imposible, de romper.
Hoy es el último día que estoy en Singularity University
(SU), en pleno Silicon Valley, la tierra donde absolutamente todo es posible y,
de nuevo, decido volver. Por trabajo o por estudio tuve la oportunidad de vivir
en el exterior varias veces y siempre volví. Cada vuelta cargaba el temor de
ser un cobarde mediocre. Esta vez no. Esta vez, no sé si de tanto ir y venir o
porque SU realmente cambió algo en mi
manera de ver el mundo, estoy convencido que tengo que volver. Por más buena o
mala que sea mi ciudad, por más próspera o decadente que sea la situación de mi
país, lo que haga, lo voy a hacer allá. Allá donde están mis amigos, donde
están mis hermanas, mis sobrinos, mi gente. Que no se malinterprete. No es
melancolía tanguera, es convicción. No elegí volver, decidí volver.
Alejandro J. M. Repetto
@ajmrepetto
** Ayer hablando con una de las personas más interesantes que conocí acá, le comenté sobre esta teoría y me dijo que la mire del lado positivo y la llamara la teoría de los dos héroes. Perdón, Maayke, prometo ser más optimista la próxima. Sabés que tenés alguna responsabilidad futura para que pueda lograrlo.